Amigas y proyectos

Siempre que veo una chica mal vestida me es inevitable pensar que no tiene amigas porque una amiga puede decirte, aún cuando tenga mal gusto, si una blusa te queda demasiado ajustada, si el color no te va, si los pantalones te deforman el trasero, etc. ¡y en ningún momento herir tus sentimientos!

Es bien sabido que las mujeres tendemos a solidarizarnos, a formar grupos de “mejores amigas” y establecer lazos de amistad muy fuertes basados en la confianza, la comprensión y sobre todo, el apoyo mutuo.

Hace poco un amigo me decía que, aún después de años de observación, siempre le sorprendía cómo las mujeres nos apoyábamos fielmente en todo, que le era muy común ver los grupos de chicas ayudándose con sus respectivos proyectos; es decir, escuchándose con emoción, planteando posibles desenlaces o soluciones, presentando propuestas, definiendo y aclarando objetivos, etc. Y que en la mayoría de los casos esos proyectos ¡son hombres! Pero no su relación como pareja, sino lo que se planea para ellos: “no importa el vato en sí, Karina, lo que les importa es el proyecto que se tenga con él”. ¿Será?

Según mi amigo, nos agarramos un tipo al que le vemos potencial para lo que nos gustaría realmente que fuera y de alguna manera –a veces sutil, a veces no– lo vamos moldeando o encaminando hacía ese prototipo o ideal de hombre en realidad queremos.

A mí me pareció un poco exagerada esa afirmación, pero ¿cuál es la razón por la que una chica decide romper con su novio?, ¿no es generalmente porque no cumple con sus expectativas para un futuro?, ¿son los hombres realmente sólo un proyecto para nosotras?